¿Habremos estado estos días siendo influenciados por la energía de la posible Estrella de Belén que hace 2000 años atrás iluminó el nacimiento de Yeshua?
Siete esferas en línea fue la imagen que me atravesó todo el día. Sólo parpadeaba y allí estaba como pidiéndome que esté en sintonía con lo que estaba ocurriendo astrológicamente, que, claramente fue señal de prestar atención a lo que estaba aconteciendo en mi mundo interno bajo la influencia de los astros. Sabiendo que volverá a ocurrir, nada más ni nada menos que a varios años de distancia. Para entonces espero haber tocado el nirvana y haberme transcorporizado.
“La orquesta de la sinfónica final ya está lista”, escribí durante un proceso meditativo esa mañana. Si bien no sé sobre astrología, previo al día de la alineación estuve en conversación con una mujer muy sabia del “Consejo de Abuelas” que hizo mi carta astrológica y puso luz en varios aspectos porque me ayudó a comprenderme en distintas áreas y a poner más claro el Norte en mi Brújula del Propósito. Algo que me quedó muy claro, y es que nuestro Sol de nacimiento es el signo al que necesitamos llegar e integrar como proceso evolutivo considerando la importancia que es vivir desde nuestro Sol.
Pilar, la abuela sabia, después de que le comentara sobre este post me compartió en un maravilloso escrito en el que sigue agregando gran valor, escribiéndome que "nuestro Sol de nacimiento es el signo que hemos venido a integrar para ser luz en el mundo desde ahí. El resto de signos van a componer la orquesta que ayude al Sol a desplegar ese camino hasta su punto más álgido. En ese sentido, el camino evolutivo de todo Ser Humano empezará por el signo donde esté la Luna continuará por el signo del Ascendente para, finalmente, llegar al Sol que, junto con el signo del Nodo Norte, configuran los dos puntos meta".
La frase que escribí sobre la orquesta, la astrología que me estuvo rondando de cerca, el sonido propio de la voz y el pulso del corazón y la alineación de los planetas, me conectaron directamente cuando abrí mis ojos por la mañana, con una información que había profundizado hace años y, que tras el olvido, surgía ahora como algo importante a tener presente. ¡Vayamos a ello! ¡Hagamos un viaje en el tiempo!
Pythágoras, figura reconocida por la famosa ecuación de Pitágoras en las matemáticas, que al parecer en realidad no es de él sino que es una ecuación mucho más antigua proveniente de Egipto, no fue sólo un matemático sino un personaje de la historia lineal, desde el sexto año antes que el año cero de Jesus, que tocó de cerca la filosofía dejándonos sabidurías del potencial humano en conexión con lo espiritual desde el lenguaje de los números como manera de comprensión y conexión con el Universo Creador. Que por cierto el conocimiento esotérico era aprendido mediante iniciaciones y debía ser callado. Pythágoras no sólo fue un apasionado del saber expandiendo la comprensión de lo numérico, creó el movimiento necesario para intervenir socialmente en diferentes núcleos de ciudades antiguas de Grecia e Italia y expandir el conocimiento de la trascendencia espiritual. Para conectar con la real información de los números necesitamos trascender la idea/concepto que se le ha acuñado y que en las escuelas nos han enseñado. La Escuela Pythagórica nos dejó el legado de que los números son las herramientas para alcanzar la trascendencia, es decir el vínculo con el logos, la comprensión de la relación que existe entre uno y otro. ¿Acaso Pythágoras habrá sido una extensión de Thot o Hermes Trimegisto, o tal vez Melchizedek? ¿Qué y cuál fue realmente todo el legado que nos aportó Pythágoras? Demos un paso más.
Aún en nuestra humanidad seguimos intentando encontrar la sanación de un dolor, por no empezar a hacer una lista en papiro egipcio que se desenrolle hasta el piso y cuente todos nuestros dolores más intensos o menos intensos pero que generan una molestia interna. Mismos que nos colocan en lugares de ceguera, parálisis, traumas, creencias e historias infinitas de inacción. Pero en fin, vamos al punto que nos interconecta.
La curación o sanación es volver al Chaos mediante alinear nuestro Cosmos ordenado, aunque fragmentado. Entendiendo desde el griego al Chaos como el estado Origen del Universo antes de la creación, esa “masa de materia sin forma”, y el Cosmos como el total de las partes que se encuentran interconectadas. Desde nuestro campo individual lo podemos comprender conectando con la información de los más de 7 chakras energéticos que nos componen, desde observar nuestros pensamientos, las emociones, el tipo de lenguaje que utilizamos, las disposiciones corporales o desde cómo nos relacionamos con el mundo externo. Estos fractales de nosotros mismos nos hablan del Cosmos que somos como Seres ¿Cómo así? Por ejemplo lo que mal conocemos como “enfermedad” es un desorden que nos acontece en algunas de nuestras dimensiones, es decir en el plano sutil, el emocional, el del pensamiento o el del alma generando un desorden que termina por manifestarse en la materia de nuestro cuerpo como un síntoma. El doctor Hamer con sus 5 leyes biológicas nos diría que la enfermedad es un suceso con pleno sentido biológico. Recordemos que el síntoma en realidad nos comunica que nos hemos salido del orden natural y que por tanto nos trae un aprendizaje por Observar para evolucionar, mismo que nos permite volver a nuestro Cosmos. Cuando tenemos un dolor/stress aún no resuelto que nos genera una carga emotiva nos corre de nuestro Cosmos.
Para los pitagóricos estar al servicio de la sanación era generar la Mímesis, es decir exponer al “enfermo” ante un Cosmos ordenado que le “mostrara” el orden desde el efecto Espejo. ¿Cómo lo hacían? mediante las Esferas de la Música. Número, frecuencia, sonido, orden, vibración, creación, sanación, liberación, armonía o expansión se dan gracias a la exposición y conexión del Sonido y la Música. Pythagoras tras inspirarse con los astros y pensar que deberían de tener sonido, y claramente su debilidad, convirtió los números en frecuencias vibratorias que conocemos como la escala musical que contiene un orden: el orden del Caos. El orden armonioso de las esferas que nacen del Tetraktys y danzan entre octavas. Él pensó que con los primeros 4 números la escala estaría completa para cumplir su función trascendental.
Antes de desarrollar las Esferas de la Música, Pythágoras comprendía el valor que nos estaban contando los números. Acerquémonos un poquito a ese misterio.
El 1 es la unidad, es el Todo, es la mónada. No es decir tengo un mate o estoy en una clase, es comprender que en una clase tal vez haya quince alumnos que componen la unidad llamada clase. Esta es la trascendencia: uno es la unidad de las suma de los fractales. La Creación es Unidad, pero un día ante una loca idea de experimentarse así mismo, creó un estado vibratorio y ante ese movimiento se fragmentó en miles y miles de ondas que se convirtieron en átomos, células o en partículas, creando un Cosmos. Hay un orden en el Chaos de la unidad
En el 2 aparecen dos unidades separadas en la que tengo que elegir, o soy una o soy la otra. Nos muestra la posibilidad de elegir y experimentar la dualidad: el bien o el mal; el placer o el dolor. Nos polariza, nos divide y nos muestra los opuestos colocándonos en el conflicto para trascenderlo. ¿Qué decisión voy a tomar?, ¿le digo o no le digo? Es el caos que nos permite volver a la unidad.
Y aparece el 3, que nos trae algo de estabilidad y nos permite relacionar los otros dos desde otro estado de consciencia para traer un equilibrio en una posible solución. El 3 forma un triángulo equilátero conocido por la religión católica como la santísima trinidad: padre, hijo y espíritu santo. O desde otra mirada espíritu, alma y cuerpo. Que finalmente se conectan en la unidad, y lo podemos ver cuando en la tríada aparece el centro como punto origen, equidistante en sus partes.
El 4 nos trae la conexión entre dos puntos, la unión de los opuestos y el centro que divide el arriba y abajo contándonos que como es arriba es abajo, trayendo la estabilidad, lo sólido, la materia, la Tierra, lo creado, lo permanente en lo impermanente, la espiritualidad y los estados de consciencia. Nos cuenta sobre los puntos cardinales y la integración de la materia con lo espiritual.
Con todo este conocimiento previo Pythágoras considero que sería suficiente con 4 números para crear y expresar sus ideas sobre el sonido. Por eso creó el Tetraktys: una figura triangular que contiene 10 puntos que se relacionan entre sí, posicionados en cuatro líneas que nos muestra: 1;2;3 y 4.
Entonces, ¿qué hizo con el sonido?
Si el sonido origen es el 1, Pitágoras buscó la relación con el 2 entonces al uno lo dividió por la mitad y descubrió las Octavas. Luego aplicó la relación entre el 2 y el 3 entonces tomó dos tercios de la cuerda y halló el sonido de la quinta. Si la nota 1 es C, la nota de la relación dos tercios es la quinta G. La última relación que queda es la de tres cuartos (es el equilibrio espiritual cuando se materializa) que es la cuarta en nota F. Así creó un acorde armónico. Aunque continuó indagando y encontró,tras colocar el dos tercios de la cuerda al dos tercios, las siguientes notas que le continuaron a C, dando por completa la escala: C,D,E,F,G,A,B con sus semitonos (las teclas negras de un piano)
Este maravilloso hallazgo nos devela el Orden del Cosmos de manera Ordenada y armoniosa en la escala musical. Lo interesante y sorprendente de aprender es que cuando el Orden aparece surge la verdadera esencia, el espacio a donde necesitamos conectar y estar para poner nuestro Cosmos individual y social en orden. La Creación, el Todo, el Caos, es el punto Origen o la nota SILENCIO… Cuando la Creación se quiso experimentar vibró, es decir generó ondas en el VACÍO y ese movimiento alteró la NADA produciendo la primera frecuencia como una bailarina que se mueve en el espacio sin gravedad. Esa expansión, entre todo lo que creó, manifestó estrellas y esos puntos de nacimiento o muerte se manifestaron en planetas. Planetas que están en movimiento y que al estarlo producen estados vibratorios, que a su vez reproducen una frecuencia que podríamos llegar a percibir como sonido y que finalmente en la repetición de ese sonido podríamos escuchar la Música de cada esfera del universo, que como una orquesta armónica escuchamos la Música de las Esferas de la que nos habla Pythágoras: el silencio. La sanación es volver al SILENCIO, que se da cuando ordenamos nuestro estado interno del estar siendo. El silencio es la manifestación del Orden.
Entonces, ¿Si aún tenemos un dolor que nos hace ruido no estamos en el silencio, verdad? Correcto. Conectar con la Escala musical, nos muestra como espejo el Orden para que nosotros podamos vibrar en ese orden. Conectar con el sonido permite autoconocerse, indagarse, reflexionar, reconocerse, aceptar y liberar la carga de información emocional que estamos guardando en alguna parte de nuestro ser íntegro. Al vivir ese proceso PODEMOS ALINEARNOS Y VOLVER AL SILENCIO.
La Estrella de Belén, en la cual estuvimos expuestos, nos Recuerda que la Luz está en el saber porque Renacer es Dar Luz a todas las partes de ti en tu Cosmos de una manera Ordenada siguiendo las frecuencias del sonido para volver al origen del Silencio.
“El que canta reza dos veces” y conecta con el poder de la Alquimia.