Contar acerca de la espiritualidad públicamente me es un desafío porque es ir a romper creencias y prejuicios que me han atado. Alguien que tiene ciertos dones espirituales estaría loco o sería la bruja, y la historicidad nos cuenta que esas personas fueron perseguidas, quemadas, desterradas, ahorcadas, asesinadas, escondidas y más sobre la actualidad diagnosticadas con esquizofrenia, personalidades múltiples, entre otros nombres psiquiátricos. Considero que pueden existir casos donde la biología ha sido tergiversada por patrones de creencias transgeneracionales que no fueron ordenados y sanados o que el alma misma que encarna en un cuerpo con desórdenes biológicos su tarea sea justamente encontrar la punta del hilo para tironear y desenredar el ovillo, o que las experiencias transitadas en esta vida hayan podido verse impactadas por traumas emocionales de conmoción que hayan desarrollado un desorden biológico. Aún así nada quita la posibilidad de volver al orden de lo perfecto desde el Ojo del Alma y el Espíritu. Todo lo que sea tomado con amor y hecho con amor sana y alinea.
Exponer mis experiencias íntimas en relación al ámbito espiritual/energético puede ser muy amplio porque estoy hablando de más de 16 años de anécdotas entre las que suman: canalizaciones, escrituras automáticas, visiones, viajes astrales, sueños lúcidos, “cruzar líneas de consciencia”, recuerdos de mis otras vidas, desdoblamiento, misiones/tareas de mi Alma, ver y escanear el campo energético, adelantarme a la línea de tiempo, experimentar realidades paralelas, conectarme con otras dimensiones, haber tenido una pareja que estuvo exorcizada frente mío, qué fue de lo más fuerte que viví y seguro que hay algunas otras experiencias más también. Mi sensibilidad ha sido mi peor enemiga como mi mejor aliada, hoy la bendigo. Mis emociones a flor de piel han sido mis peores enemigas como mi mejores aliadas, hoy las conozco y bendigo.
Mi vida siempre estuvo llena de mensajes, tantos que las sincronías de cómo sucedían las cosas han parecido películas distópicas o al estilo, Las Nueve Revelaciones, Conversaciones con Dios, el Código Da Vinci, a veces me he sentido dentro de una película de Harry Potter. Resulta divertido porque es como estar fluyendo con la inercia de un juego donde te van dando pistas del próximo paso y tesoro a descubrir. En ocasiones no ha estado tan lejos de un Jumanji.
Cuando tuve mi “gran despertar”, para puntualizar un año en particular pero potente por el 2012 mi visión cambió por completo. Me sucedían cosas extrañas todo el tiempo, lo más complicado era que no entendía lo que me sucedía, al menos mi parte racional humana porque cuando lo pasaba por mis sensaciones de la intuición había claridad y certezas, las dudas se disipaban y mi responsabilidad y compromiso con aquello que debía de hacer no eran un problema eran la concreción. Mi entendimiento micro paso a un nivel macro de comprensión, me había convertido en alguien neutral donde no había mal ni bien, todo era perfecto desde los Ojos del Espíritu, que es el Todo, la neutralidad era como estar sumergida en la vibración plena de lo que conocemos como amor. Aunque así como vibraba en estados de plenitud y comprensión macro, el mismo estado se compensaba en lo opuesto que era el miedo, lo oscuro. Habitaba los dos espacios. Al principio al no tener entendimiento tenía mucho miedo, veía y percibía muchas cosas oscuras, y como bien escuché decir a alguien que el despertar puede ser como cuando prendes una lámpara de luz, los mosquitos y bichitos tienden ir a la luz y se pegan al foco. Con lo aprendido en tantos años comprendí que quieren elevar sus estados vibratorios pero no saben el cómo o sólo conocen una manera dementora, por eso mis respuestas eran “cada quién tiene la libertad de elegir dónde estar, vibrando alto (lo mal conocido como la luz, seres buenos) o vibrando bajo (lo mal conocido como oscuridad, es decir seres malos)”. Lo cierto es que reconozco con el diario del lunes que también me faltaba mucho por aprender y desarrollar mi personalidad. Esto puede sonar contradictorio porque para conectar con nuestra Esencia, alma o Espíritu es necesario desarmar y desaprender sobre nuestra personalidad que es la construcción con la cual nos hemos creado una manera de identificarnos e identificar lo que consideramos el mundo y lo que vemos. En este caso lo que intento decir es que con mi ego adolescente, no solo estaba perdida, sino que quería tener razones para avalarme a mi misma dentro de un mar de caos, surfeando entre olas espirituales elevadas y un adolecer indomable. Una mezcla de vinagre y aceite intomable! Hacía vaivenes todo el tiempo, cuando más tiempo de conexión tenía en los planos sutiles más fuerte era la caída a la Tierra en la tierra, no tenía modo de huir de tal estruendo, por eso era como un Taz de Tazmania. Pretendía que otros me entendieran cuando realmente ni yo me entendía. Con todo esto quiero decir que también he sido un mosquito atrapada en la red de la inconsciencia.
Hallar el equilibrio en la vida de por sí es complicado, imagínate lo que es encontrar el equilibrio integrado entre ambos mundos, el humano y el espiritual con toda esa información bajando a torrentes por el canal de conexión sutil y pisando cáscaras huevo. Por eso es que me llevó tantos años poder estar haciendo este escrito acerca de mi otra vida oculta: la espiritualidad.
No se si ahora estoy en un punto neutro, o los años empiezan a denotar que estoy en la línea de volverme más vieja entonces es cuando todo te empieza a importar menos sobre lo que dirán o pensarán. Más allá del chiste, que también es cierto, ahora es el momento en que lo expreso porque VIVÍ Y VIVO MI INTEGRACIÓN INTERNA, ya no puedo vivir en la dualidad y en las sombras, dejando que mis sombras me dominen, ahora son retazos de luz que iluminan todo lo que ESTOY PUDIENDO SER EN MI SIENDO, la verdad no puede ser callada. La alquimia no puede ser callada. Mi Alma me pidió a gritos todo el tiempo que la Escuche en un latido del corazón, en una certeza, en un mensaje, en una visión, en una canción, en una telepatía, en una sincronicidad, en un viaje por tareas del Plan Divino, en una poesía, en una persona, en un silencio, en una terapia, en un libro, en una pareja, en un enojo o berrinche, o en tener certeza de cuál es mi propósito de vida en estos tiempos Tierra.
Cuando tenía y vivía en la comprensión de lo sutil me faltaba la madurez humana y cuando iba hallando la madurez humana me desconectaba de mi ser sutil. No hallaba modo de compartir mis experiencias extrasensoriales desde un lugar que no sean consideradas “esta chica se volvió loca”, por lo menos así lo procesaba en esos tiempos. No sabía cómo ser parte de un sistema humano donde mis entendimientos venían de otros planos sutiles. Entonces después de mi gran primer viaje por Europa en 2015 haciendo tareas Álmica donde recorrí desde Inglaterra, Francia, Andorra, España, Suiza, Alemania, Budapest, Rumania, Sarajevo, Estocolmo hasta Islas Canarias, regresé a Argentina sabiendo que eran tiempos de Integración, lo que no sabía era que me iban a llevar tantos años. Más allá de lo que me costó bajar desde las frecuencias que en las que había estado durante ese viaje y de lo que me conllevó tener que adaptarme a un sistema humano 3d, tocaba vivir la realidad mundana, las reglas sistémicas hasta el momento impuestas que hacían que la sociedad “funcionase”. Fue horrible, no la pasé bien, fue el período en que empecé a negar mi espiritualidad, a estar enojada, en contradicción constante de amor odio, sentí cuando mi guía que me había acompañado por tanto tiempo dejó de hacerlo, fue un duelo muy fuerte. Comencé a trabajar en una carnicería como cajera, dos aspectos bien densos de la humanidad cuando hablamos de lo que mueve a nivel energético y de conciencia. Con todo mi despertar volverme vegetariana había sido de una hora para otra. En menos de un mes había pasado de estar haciendo tareas álmicas a encerrarme en una carnicería. En verdad que fue muy doloroso ese período.
Ante este contexto yo pensaba que necesitaba encontrar una carrera profesional que sea aceptada en el sistema sociocultural para poder solapar todos los conocimientos que comprendía desde un lugar diferente y así poder compartirlos y expandirlos. Fue entonces que buscando dí con la formación de Coaching Ontológico, que aunque no entendía de qué iba me sonaba más a mi perfil y que podría solaparme como un camaleón en esa rama. Asique en 2017 comenzó una maravillosa transformación que me llevó literalmente a lo más profundo de mi Ser para desarmarme, habitarme, observarme, abrazarme y por sobre todo poner los pies en la tierra.
A partir de entonces empecé a formarme y estudiar en carreras en torno a la comprensión del Ser Humano. Me fascina porque primero lo hago sumergiéndome en mi propio barro para tocar los tonos de la comprensión.
Fui aprendiendo que la espiritualidad no se trata de hablar de lo bonito que se siente poder respirar el amor al estar por las nubes conectando con otras fuentes, o siguiendo pistas de mi Alma para jugar el juego del tesoro perdido, se trata de plasmar eso bonito en el cotidiano vivir.
continuará...